Esta actividad se ha convertido en el principal sustento de muchas familias del sur de Quintana Roo.
A través del proyecto Tren Maya se busca darle un mayor impulso para detonar el desarrollo socioeconómico de la región.
Xcalak, Quintana Roo, 04 de noviembre de 2021.- Entre la selva y el mar, con las olas que rompen en el segundo arrecife coralino más grande del mundo, la centenaria Villa de Xcalak es conocida como el primer astillero del Caribe Mexicano, donde muchas familias se dedican a la extracción del aceite de coco y con el respaldo del proyecto Tren Maya ahora buscan darle mayor impulso a esta actividad.
A lo largo de tres décadas la producción de aceite de coco se ha convertido no solo en una de las principales fuentes económicas del sur de Quintana Roo, sino del sustento de las familias que ven en el proyecto ferroviario la oportunidad de detonar el desarrollo socioeconómico en una región históricamente marginada.
El emprendimiento “Cocos del Caribe Xcalak” es uno de los beneficiados con el trabajo en campo y aplicación de modelos de negocios que el Tren Maya ha generado en sus zonas de influencia, buscando la unificación de las dinámicas entre las personas, las instituciones, el territorio y el impulso a las empresas sociales.
De esta manera, Fonatur, el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), el Instituto Interamericano de Cooperación para la agricultura (IICA) y el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE) a través de sus Nodos Territoriales, desarrollan el Programa Chacáh: Soluciones TerritorialESS, como parte de las estrategias que permitan la reactivación y dinamización de la economía social rural basado en el fortalecimiento de las actividades económicas sustentables.
Don Joselito Córdova Rodríguez, originario de Tabasco y quien junto con su familia encabezan el proyecto “Cocos del Caribe Xcalak”, relata que llegó a esta localidad hace más de 30 años como cuidador de terrenos, atraído por la belleza de la playa y teniendo a su disposición un suculento menú a base de pescado, caracol rosado y langosta.
Decidió establecerse en esta zona tropical aún virgen y recuerda que desde la fundación de la comunidad de Xcalak en el año 1900 la producción de coco ascendía a las 300 toneladas mensuales, pero se vino a pique tras el paso del huracán Janet en 1955 que trajo la enfermedad del amarillamiento letal del cocotero, acabando con la principal actividad económica del lugar.
Al paso del tiempo los cocoteros han reclamado el terreno que les corresponde en esta comunidad, ubicada a 200 kilómetros de Chetumal, y es ahí donde don Joselito y su esposa Martha Sánchez realizan la recolecta, venta y envío de cocos a la isla de Cozumel, lo que ha representado su fuente de ingresos junto con muchas familias que se dedican a la producción de aceite de coco.
“Hace años conocí a una persona que me enseñó a sacar el aceite del coco y de ahí empezamos; actualmente recolectamos un aproximado de 500 cocos para producir 35 litros de aceite y es el mejor aceite que se puede encontrar porque no daña el corazón como los aceites convencionales”, expresó.
Por su parte, Esteban Córdova Sánchez y su esposa Marvella May, explicaron el proceso de extracción del aceite del coco, el cual primero debe seleccionarse para posteriormente ser rallado y prensado, todo de forma artesanal. “Es necesario que esté muy fina la ralladura de la pulpa, para licuarla y procesarla, lo que nos va a permitir tener la leche de coco, que vamos a cocer y al reducirlo nos dará el aceite”, afirmaron.